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Familias latinas con menores trans temen a nuevas leyes que limitan el acceso a tratamientos médicos: "Es lo que ha mantenido a mi hija viva"

Adelyn Vigil, una adolescente trans en Texas, celebrará sus 15 años con un vestido rosa y una fiesta, pero teme la entrada en vigor de una ley que la privará de un tratamiento vital. La familia de Juan, un niño trans de 9 años en California, dice que su transición hizo la diferencia entre la vida y la muerte.

TEXAS. — Adelyn Vigil creía que debía morir para poder vivir como niña.

Un día, cuando tenía 7 años, le dijo a su mamá que todas las noches le pedía a Dios convertirse en pajarito al morir para poder volar. Y después, la hiciera niña.

“Estaba llorando y le dije: ‘Ay, pero mamá, se va a tardar bastante porque primero me tengo que morir como niño y luego como pájaro y luego para ser niña”, le contó.

Adelyn Vigil.
Adelyn Vigil.Cortesía.

Durante años, su mamá había recogido varias pistas –la feminidad en sus gestos, lo que decía– por eso no le sorprendió su confesión, pero sí le asustó que creyera que morir era la única forma de conseguirlo.

“Lo único que pude decir sin llorar fue: ‘Tú sabes que no te tienes que morir’, dije, ‘si eso es lo que a ti te va a hacer feliz, eso puedes hacer. No tienes por qué morirte’”, recuerda en entrevista con Noticias Telemundo su madre Adamalis Vigil.

La plática surgió porque ese día de noviembre, cuando decoraban el árbol de Navidad, Adelyn se puso la falda que se coloca bajo el pino y comenzó a agitarla siguiendo los pasos de baile que no le habían enseñado: los de las niñas. En ese momento su mamá se atrevió a preguntarle.

“‘¿Tú quieres bailar como mujer?’, le dije. Pero cuando volteó a verme, yo vi que eso era más de lo que yo le pregunté, porque se quitó la falda, la puso en el sillón y se sentó enfrente de mí”.

“¡Mamá, es lo que yo quiero más de todo el mundo!”, respondió y le contó a su madre sobre la plegaria que había hecho a Dios.

“Lo que ha mantenido a mi hija viva

Adelyn ahora tiene 14 años y lleva el pelo largo, hasta la cintura. Cuando crezca quiere ser abogada, dice. Pero no cualquier abogada: quiere ganar casos vestida de rosa, de pies a cabeza, como Elle Woods, la efervescente protagonista de la película Legalmente Rubia. También quiere ser madre, mudarse a Washington D.C. y desde allí ser defensora de los derechos humanos. 

Habla sonriendo, excepto cuando cuenta que siente miedo: se le está acabando el tratamiento hormonal con estrógeno que inició hace un año y se quedó sin médico después de que el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, firmara a inicios de junio la Ley SB 14, que prohíbe a profesionales de la salud recetar medicamentos para bloquear la pubertad, terapias hormonales y practicar cirugías de transición de género a menores de 18 años, como ella.

“Es una locura lo que estos legisladores están tratando de hacer, alguien les tiene que poner un paro”, asegura desde su cuarto, también color rosa, donde colecciona cristales, perfumes y maquillaje. 

Adelyn Vigil cumplirá 15 años este 24 de julio.
Adelyn Vigil cumplirá 15 años este 24 de julio.Cortesía / GUIDALTY PHOTOGRAPHY

Adelyn es una de las casi 30,000 personas, con edades entre los 13 y 17 años, que se identifican como transgénero en Texas, según datos del Williams Institute de la Universidad de California, UCLA. Esta cifra es la más alta de población joven trans entre casi una veintena de estados conservadores que han aprobado leyes similares en los últimos meses.

La Ley SB 14 “va a ser la batalla más fuerte que vamos a enfrentar”, asegura Adamalis, la madre de Adelyn. La asesoría de un equipo de especialistas y la atención médica especializada “es lo que ha mantenido a mi hija viva”, afirma.



“Yo sabía que estaba en el cuerpo equivocado”

Para Adelyn, primero hubo una transición social: comprar ropa y zapatos de niña, dejarse crecer el pelo, cambiar su nombre y contar quién era a su familia, amigos y personal de su escuela.

“Mi primer instinto fue llevarla al doctor”, asevera su madre. Un pediatra “la revisó físicamente y él fue el que me dijo: ‘tu primer paso va a ser llevarla a un consejero, un psicólogo y hablar con la escuela’”.

Las personas transgénero, como Adelyn, suelen experimentar “una auténtica desconexión entre el sexo que les fue asignado al nacer y su sentido interno de ser quienes son”, explica la organización Human Rights Campaign. La ansiedad que provoca esta desconexión ha sido denominada por los médicos como disforia de género, “ya que puede causar dolor y angustia severas en las vidas” de las personas trans.

En su definición más simple, la disforia “es un estado de ánimo de tristeza, ansiedad o irritabilidad”, como el que Adelyn sentía.

Estaba “muy triste todo el tiempo y llegaba a la casa y lloraba”, recuerda su madre. No entendían lo que estaba sintiendo.

Según Adamalis, Adelyn era muy femenina y se negaba a jugar béisbol, un deporte que practicaba su hermano mayor.

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Las primeras señales llegaron muy temprano, cuando tenía 3 años. Un día, Adamalis estaba arreglando su clóset y Adelyn vio un vestido de fiesta color fucsia con cristales en el pecho y le pidió a su mamá que no lo donara. “Cuando yo sea grande”, le dijo, “yo voy a ser una mujer y yo me lo voy a poner”.

“Le dije: ‘así no funciona, cuando tú naces y eres un niño, tú creces y te haces un hombre. Y cuando naces y eres niña, creces y te haces mujer. No funciona de ninguna otra manera’”, le explicó su madre.

Adelyn colecciona perfumes, cristales y maquillaje.
Adelyn colecciona perfumes, cristales y maquillaje.Anagilmara Vílchez / Noticias Telemundo

Adamalis trató de informarse para entender lo que estaba sucediendo, pero dice que confundía la orientación sexual con la identidad de género, que no son lo mismo. (Ver recuadro abajo).

“Yo no sabía otra palabra más que gay, todavía no estaba educada en la comunidad LGBT. No sabía de las otras letras”, confiesa. Tras buscar y buscar se topó con artículos que hablaban sobre personas trans. “Tuve una palabra para lo que le estaba pasando a Adelyn”, dice.

Aunque lo averiguó varios años antes, no se lo comunicó a su hija hasta que ella le confió que pensaba que morir y renacer era la única forma de poder ser niña.

“Yo sabía que estaba en el cuerpo equivocado”, asegura Adelyn.

La juventud trans en EE.UU.

  • La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) define la orientación sexual como “la identidad sexual de alguien en relación con la persona de la que se enamora o por la que se siente atraído”. La identidad de género, en cambio, es “el sentido interno de quién es uno mismo”.
  • Al menos 1.6 millones de personas mayores de 13 años se identifican como transgénero en Estados Unidos, de acuerdo al Williams Institute. De estas, el 1.8% son latinas.
  • Un estudio citado por la APP indica que más de la mitad (56%) de los jóvenes que se identifican como transgénero, dijeron que alguna vez han pensado en suicidarse. Un 31% admitió haberlo intentado.
  • Un 30.9% de los jóvenes trans viven en estados que han aprobado prohibiciones a la atención de afirmación de género, según Human Rights Campaign.

La Ley SB 14

El 24 de julio Adelyn cumplirá 15 años y es toda emoción al hablar de su fiesta, especialmente de su vestido: los cristales y lentejuelas le suben como ramas por la falda hasta llegar al corsé, un lazo le cubre la espalda y una capa de tul se le escurre desde los brazos a los pies. Lo compró en México, de donde es su familia.

“Quiero tener una quinceañera con un vestido rosa grandotote de princesa”, le dijo a su mamá, pero su felicidad ahora se ha empañado por la incertidumbre. Nació y creció en el sur de Texas, el estado más poblado en prohibir la atención médica a menores trans para la afirmación de género.

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Al menos 64 iniciativas de ley en contra de las personas trans han sido impulsadas por los republicanos en ese estado donde la población latina va en ascenso. De estas legislaciones, cuatro han sido aprobadas, según un conteo de Trans Legislation Tracker, un grupo de defensa que rastrea estas legislaciones en el país.

Adelyn y su mamá Adamalis Vigil.
Adelyn y su mamá Adamalis Vigil.Cortesía.

La Ley SB 14, que entrará en vigor el 1 de septiembre, prohíbe, entre otras disposiciones, la terapia hormonal y los bloqueadores de pubertad para menores de 18 años, pese a que organizaciones como la Asociación Médica Estadounidense, la Academia Estadounidense de Pediatría y la Asociación Psicológica Estadounidense se opusieron a esta y otras legislaciones similares en más de una docena de estados conservadores.

El rol de los bloqueadores de pubertad

Para Adelyn, por ejemplo, los bloqueadores de pubertad no fueron una opción hasta que cumplió 13 años e inició la terapia hormonal con estrógeno hasta los 14, tras un intenso y prolongado acompañamiento médico. Estos tratamientos le permiten mantener una voz fina y evitan que desarrolle rasgos masculinos, como una prominente manzana de Adán.

“Es como que si los lawmakers (legisladores) te están diciendo: ‘No, tú ya no puedes ser tú’, ‘espérate, espérate’. Pero si me espero me voy a ver como un hombre”, afirma. “No quiero eso”. Ese es uno de sus mayores miedos. 

Los bloqueadores de pubertad “paran temporalmente este proceso de cambio y le dan al adolescente y a sus familiares la oportunidad de explorar un poco más cuáles son sus opciones a futuro”, explica a Noticias Telemundo el doctor Uri Belkind, director médico adjunto de Medicina del Adolescente en el centro de salud comunitario Callen-Lorde, en Nueva York.

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“Ya pasada la pubertad es cuando podemos empezar a dar tratamiento con hormonas”, aclara. Estas pueden ser estrógeno o testosterona y “lo que hacen es generar los cambios que de otra manera se hubieran dado durante la pubertad”, según Belkind.

Existe una serie de protocolos y criterios médicos que deben seguirse antes de recetarlos y no se recomiendan a niños que aún no inician la pubertad, de acuerdo a la Clínica Mayo.

“De todas las batallas yo creo que esta es la peor, porque este tipo de ayuda es lo que ha mantenido a mi hija viva”, asegura su madre con impotencia. “Cuando encontré su equipo (médico), ella estaba feliz. Se le quitó la ansiedad, se le quitaron los ataques de pánico”, indica.

Leyes como la de Texas, dice el doctor Belkind, le “impiden” dar a sus pacientes la atención que necesitan y, al no tener acceso, “ven que su cuerpo se va alejando más y más y más de la idea que tienen de sí mismos, de la manera en la que se ven dentro del mundo”. En el caso de Adelyn significaría que desarrolle algunas características masculinas como una prominente manzana de Adán, una voz gruesa o barba.

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Esto es peligroso porque les genera ansiedad, depresión y estrés, subraya Belkind, y “sabemos que incrementan las tasas de suicidios en pacientes que no tienen acceso a este tipo de medicamentos”.

Adelyn y su familia viajaban ocho horas en carretera para asistir a las citas con la endocrinóloga que supervisaba, junto a un equipo de expertos, su transición. Hace unos días, la doctora les envió una carta diciéndoles que ya no podría atenderlas. Confió a Adamalis que se mudará a California por la situación en Texas.

Sabemos que incrementan las tasas de suicidios en pacientes que no tienen acceso a este tipo de medicamentos”

Uri Belkind Médico

Como familia, están barajando opciones: viajar a Nuevo México o a México para buscar la asesoría médica que les está siendo negada en casa. Adelyn no quiere vivir en Texas. “A la primera chance que pueda, me quiero ir a Washington D.C.”, insiste.

Aunque su madre también ha pensado en mudarse, admite que no es tan sencillo. “En un mundo perfecto tendría la habilidad de moverme a donde estuviera más segura mi hija, la vida de ella y su futuro, pero desafortunadamente esa no es una posibilidad”, lamenta.

Aunque el tratamiento implica gastos, “nos ha dado los mejores años de Adelyn”, afirma Adamalis, quien asegura sentir miedo e impotencia.

Pide a los políticos que “se eduquen sobre el tema, pero más que nada, que se enfoquen en lo que realmente es el problema: reformas migratorias, agarrar mejores seguros médicos, reformas sobre nuestras armas”. Los niños y adolescentes trans, zanja, “no son el problema”.

“Es difícil entender a un niño trans cuando no tienes uno en casa”

Juan va a cumplir 10 años y se identifica como un niño trans. Por su edad, solo ha vivido una transición social acompañado por su familia, de origen mexicano, y un equipo médico que incluye también a psicólogos y consejeros. Viven en California, un estado que, a diferencia de Texas, ha aprobado legislaciones que protegen los derechos de la comunidad LGBTIQ.

La transición de Juan empezó hace tres años, aunque “desde muy joven, desde muy bebito, como por ahí de los 2 años (...) siempre se identificó de manera masculina”, asegura a Noticias Telemundo su madre, Grisel Soriano.

El proceso, asegura, no ha sido fácil. “Pasamos una situación emocional muy compleja (...) porque realmente no entendíamos lo que estaba pasando”, admite.

Grisel Soriano y su hijo Juan.
Grisel Soriano y su hijo Juan.Noticias Telemundo

Por dos años, dice, intentaron buscar otras alternativas, como refugiarse en la religión, pero “iniciamos la transición realmente por tema de sobrevivencia”, asevera su madre. A los seis años, “Juan había tenido ya pensamientos con la muerte”.

Su ropa, su pelo, su nombre, le hacían sufrir, cuenta. “No le gustaba en absoluto el género en el que lo estábamos obligando a vivir”, dice Grisel. Su familia les ha apoyado en el proceso, guiado por un equipo de expertos médicos, aunque siente que como padres son juzgados y recriminados por una sociedad que no les entiende.

De todas las batallas, yo creo que esta es la peor, porque este tipo de ayuda es lo que ha mantenido a mi hija viva”

Adamalis Vigil madre de adolescente trans

“Es difícil entender a una familia trans. Es difícil entender a un niño trans cuando no tienes uno en casa (...) hasta que no escuchamos decir a nuestros hijos que estarían mejor muertos”, afirma.

Su hijo, aclara, no toma hormonas, ni medicamentos, solo ha recibido apoyo emocional y psicológico, además de contar con un endocrinólogo de cabecera que, como especialista, les acompaña en el proceso como lo estipulan los protocolos y criterios médicos para estos casos.

Grisel cree que existen muchos mitos alrededor de los niños trans y sus familias. “Nos juzgan como si un día nuestros hijos decidieran ser niños trans y nosotros digamos felices de la vida, ‘vamos a ayudarlos’ (...) Pasamos un proceso difícil y lo hacemos desde el cariño, desde el amor, desde la contención”, aclara.

“Existe evidencia que los miembros de la familia atraviesan su propio proceso para sentirse más cómodos y comprender la identidad de género, los pensamientos y sentimientos de sus hijos”, explica en un artículo Jason Rafferty, pediatra y psiquiatra de la Academia Estadounidense de Pediatría

Las familias, los padres, pasan por un proceso similar a las etapas del duelo: shock, negación, ira, negociación y aceptación, asegura. Rechazar y reprimir a los menores trans, aclara, no les hará cambiar su identidad de género, pero sí perjudica “la salud emocional y el desarrollo de un niño y posiblemente contribuirá a altas tasas de depresión, ansiedad y otros problemas de salud mental”.

Convertirse en doctor para ayudar a otros

Juan quiere ser doctor cuando crezca. “Quiero ayudar a los niños que son trans también”, asegura. Su deporte favorito es el fútbol americano y confiesa que quiso contar su historia para que otros niños, como él, sepan que “todo va a estar bien”.

Casi 600 iniciativas de ley contra las personas trans han sido impulsadas en todo el país en 2023, según el recuento de Trans Legislation Tracker.
Casi 600 iniciativas de ley contra las personas trans han sido impulsadas en todo el país en 2023, según el recuento de Trans Legislation Tracker.Taylor Hill / Getty Images for Garnier

La transición de Juan —él escogió su nombre— “ha sido felicidad para él”, cuenta su madre. “Después de que empezamos la transición, yo lo vi cómodo, lo vi feliz, lo vi contento”, reconoce. “La transición ha salvado no solo a Juan, ha salvado a toda nuestra familia”.

A Grisel le aterra pensar que lo que está ocurriendo en estados como Florida, Texas y Alabama pueda suceder en California.

Casi 600 iniciativas de ley contra las personas trans han sido impulsadas en todo el país en 2023, según el recuento de Trans Legislation Tracker, en comparación con 2015, por ejemplo, cuando solo se promovieron 19 proyectos.

“Nos sentimos acorralados, de repente nos sentimos juzgados, nos sentimos hasta perseguidos”, apunta esta madre.

“Después de que empezamos la transición, yo lo vi cómodo, lo vi feliz, lo vi contento”

Grisel Soriano Mamá de un niño trans

Aunque muchas han sido desafiadas en corte —o se prevé que lo sea cuando entren en vigencia, la Ley SB 14 de Texas ya enfrenta una demanda presentada este 12 de julio— las normas van desde definir qué baños pueden usar las personas trans, si pueden o no participar en deportes, o castigar a los profesionales médicos que les ofrezcan ayuda.

Quienes promueven estas iniciativas apuntan que los menores trans son muy jóvenes para tomar ese tipo de decisiones sobre sus cuerpos. Diversos estudios, en distintas partes del mundo, no han podido ofrecer un panorama conclusivo sobre quienes se han arrepentido o desean detener su transición.

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El proceso conocido como detransición “es muy raro” y “lo máximo que encontrarás es un 1% o 1.5% de cualquier tipo de arrepentimiento”, detalla la doctora Marci Bowers, mujer trans, cirujana y presidenta de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH, en inglés) citada por la agencia Reuters, que menciona una serie de investigaciones sobre el tema y sus resultados.

Los bloqueadores de pubertad, de acuerdo con la Clínica Mayo, “no provocan cambios físicos permanentes” pero podrían afectar el crecimiento, la densidad ósea y la fertilidad, “aunque depende del momento en que se empiece a tomar el medicamento”. Por eso recomiendan que cada caso sea evaluado de forma específica y los pacientes cuenten con un equipo médico especializado.

“Tenemos suficiente evidencia para decir de una manera muy clara que estos medicamentos son médicamente necesarios, que producen beneficios, que los beneficios son mayores que los riesgos y que, de una manera u otra, mejoran la calidad de vida e incluso salvan vidas”, opina el doctor Belkind.

En estados como Arkansas y Alabama, se han desafiado leyes que prohibían tratamientos médicos a menores de edad o jueces han fallado a favor de la atención para la transición de género.

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Adelyn está convencida de que la discriminación surge del desconocimiento. Los adultos, cuenta, han sido quienes la han juzgado sin conocerla. Las suposiciones, apunta, pueden ser peligrosas.

“No sé por qué lo hacen ver como que si soy algo extraño de fuera de este mundo”, cuestiona a los legisladores. “Creo que si me ves, soy igual a tu hija o soy igual a tu sobrina, tu nieta. No hay una diferencia. Me alisto, me arreglo, me voy con mis amigas, vamos a las quinceañeras”.